Dormir es una parte fundamental de nuestro ciclo vital. La falta de sueño afecta al rendimiento y tiene repercusiones en la actividad diurna produciendo irritabilidad, cansancio, falta de concentración, pérdida de energía y motivación…pero además puede tener otros efectos sobre nuestra salud más nocivos.
Numerosos estudios han demostrado que la carencia de sueño provoca, a corto o medio plazo, alteraciones del sistema inmune, del metabolismo de los carbohidratos y de las hormonas que regulan el apetito. Y en tan solo una semana, provoca alteraciones en el metabolismo del colesterol, lo que aumenta el riesgo de arteriosclerosis y de morbilidad cardiovascular.
Podemos ver como algunas personas necesitan dormir más que otras, eso esta claro, pero no importa tanto la cantidad de horas como la calidad de las mismas. Durante el sueño se atraviesan diferentes etapas y las personas cuyo sueño suele interrumpirse o acortarse pueden no pasan suficiente tiempo estas, empeorando su calidad.
Si realmente os cuesta dormir bien, hay una serie de RECOMENDACIONES a seguir antes de plantearse pedir ayuda a un profesional:
– Realizar antes de dormir alguna actividad que no requiera mucho esfuerzo ni concentración.
– Establecer una rutina antes de acostarse, cada día y en el mismo orden (tomar algo caliente, leer un rato, lavarse los dientes, ir al baño…).
– Ir a la cama sólo cuando se sienta sueño.
– Si no se concilia el sueño en 30-45 minutos aproximadamente, salir de la cama y de la habitación, y hacer una actividad relajante hasta sentir sueño de nuevo.
– Evitar las siestas durante el día.
– Intentar mantener un horario regular de sueño levantándose y acostándose a la misma hora y aprovechar los ciclos de luz para ajustar los horarios
– Evitar las comidas copiosas y las bebidas estimulantes, sobre todo antes de dormir.
– Llevar un estilo de vida activo realizando ejercicio físico de forma regular.
Y, ¿Cuáles son los BENEFICIOS del sueño?
– Incrementa la creatividad, ya que el cerebro está más descansado.
– Ayuda a en el control del peso, ya que se libera más leptina (hormona supresora del apetito).
– Te hace estar más sano, ya que se regenera nuestro sistema inmune.
– Mejora la memoria, ya que fortalece las conexiones neuronales.
– Protege el corazón, ya que evita el aumento de los niveles de hormonas del estrés que ocasionaría el insomnio.
– Reduce la depresión, ya que al relajarnos, facilitamos la síntesis de melatonina y serotonina.
Ayudas farmacológicas:
Existen complementos alimenticios y medicamentos sin receta médica que nos pueden ayudar en momentos en los que nos cueste dormir más de lo habitual.
- En cuando a medicamentos, tenemos la doxilamina de 12 mg y 25 mg (con sus diferentes nombres comerciales).
- Si queremos decantarnos por extractos de plantas, normalmente se recurre a la valeriana, passiflora, melisa o amapola de california. Hay productos que tienen una combinación de varios de ellos.
- Otra opción es la melatonina. Es una hormona que produce nuestro organismo en función de nuestro ritmo circadiano, nuestro ritmo de vigilia-sueño, y suele aumentar a medida que se acerca la noche. Tomarla como complemento contribuye a disminuir el tiempo necesario para conciliar el sueño.
Como siempre, ante cualquier duda no dudéis en consultarnos!